La biblioteca recomienda en julio y agosto: “La mala costumbre” de Alana S. Portero
Sumergirse en el mar y abrir los ojos. Una experiencia incómoda: el agua turbia y las pupilas ardiendo por la sal. O una vivencia extraordinaria, incluso iniciática: el descubrimiento de todo lo que yace en el fondo.
Alana S. Portero (Madrid, 1978) supo mirar en las profundidades de San Blas y dentro de sí misma para, años después, ofrecernos un relato que es un tesoro encontrado en un pecio, 252 monedas de brillantina en lugar de oro, la revelación de una mujer a quien todos ven, pero no saben observar.
«La mala costumbre» (Seix Barral) podría parecer, en la superficie, una novela trans obrera, aunque en realidad —y aquí radica su grandeza en la naturalidad y verosimilitud— es la vida de una niña que observa y procesa el mundo a través de sus ojos, que terminan irritados, pero también llenos de brillo. Tal vez Alana sea un faro. Quizás ella aclare el agua, ilumine la noche, nos guíe en la costa y, lo más importante, nos marque el rumbo, que para los de tierra adentro es camino.
San Blas, años ochenta. Desempleo y dos heroínas: la droga y la valentía de las mujeres. Ellas eran fundamentales, porque el tejido del barrio lo conformaban. Me apetecía mucho contar la historia de las asociaciones vecinales y la historia política de aquellos años, con luchas sostenidas por ellas. Eran una presencia constante, vigilante, cuidadora y esencial.
Si quieres conocer en palabras de la autora su nueva novela “La mala costumbre” te recomendados la visualización de esta pequeña entrevista:
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